Tres lecciones aprendidas del teletrabajo que debe considerar

La gran mayoría de personas en América Latina dejaron sus lugares de trabajo a mediados de marzo con la incertidumbre de cuándo iban a regresar. Entonces, en menos de 24 horas, comenzaron a laborar desde casa con los recursos que tenían más a la mano. Y ahora, con el levantamiento gradual de la cuarentena, es buen momento para revisar las lecciones aprendidas del teletrabajo.

Justo este tema se abordó como parte del webinar organizado por INSIGNE y Calidad Inmobiliaria con el tema «El regreso a los espacios de trabajo: protegiendo la cultura y a las personas» que, entre otros expertos, contó con la participación del arquitecto Guillermo Canjura, director comercial regional de Arista, empresa especializada en proveer equipamiento y mobiliario para oficinas.

En términos generales, teletrabajar significa desempeñar actividades remuneradas y/o prestar servicios a distancia, desde un lugar diferente a una oficina formalmente establecida. Y aunque muchas organizaciones de distintos tamaños y sectores superaron el enorme desafío de transformar su operación 100 % presencial en una casi totalmente virtual, no todo resultó ser fácil, ágil ni suficientemente efectivo.

Al respecto, en Google es sencillo encontrar las pistas de lo difícil que fue dicho proceso de adaptación, desde la perspectiva de los/as teletrabajadores/as, al repasar términos de búsqueda como los siguientes: “teletrabajo con bebés”, “qué necesito para teletrabajar”, “teletrabajo con adultos mayores”, “cómo teletrabajar con niños en casa”, “teletrabajar con seguridad” o “cómo mejorar la velocidad del wifi para teletrabajar”.

Y ahora, cuando las organizaciones están preparándose para reiniciar operaciones, el arquitecto Canjura indicó la conveniencia de repasar las siguientes tres lecciones aprendidas del teletrabajo, a fin de tomar la mejor decisión sobre quiénes, cómo y en qué circunstancias podrán o no seguir laborando de ese modo, “mientras se logra mantenerlos seguros, confiados y eficientes”.

Lección 1. El home office no es para todos

Las circunstancias familiares, indudablemente, influyen en el teletrabajo de forma decisiva. De ahí que se hable de las diferencias entre personas solteras y casadas, y entre las parejas con o sin hijos; “pues la responsabilidad de alternar las obligaciones laborales con las actividades hogareñas suele provocar altos niveles de estrés”, explicó.

Y precisamente por lo anterior, el teletrabajo demanda que la personas sean muy disciplinadas a fin de establecer horarios y organizarse de la mejor forma posible. Además, deben explicarles a quienes conviven con ellos que, aunque evidentemente están en casa, eso no significa que pueden atender asuntos domésticos en cualquier momento.

Lección 2. Hay que montar en casa el espacio adecuado para hacer un buen teletrabajo

En opinión del representante de Arista, “estos espacios deben pensarse en términos de ergonomía, confort, conectividad y de privacidad tanto visual como acústica”. Lo que se complica aún más cuando son varias personas teletrabajando o tele estudiando a la vez.

Y, en ese sentido, los espacios de oficina llevan la delantera frente a los recursos de los colaboradores en sus viviendas, que suelen carecer de:

  • Mobiliario adecuado, comenzando por sillas y escritorios, que resultan básicos para su comodidad durante las ocho horas de la jornada laboral.
  • Espacios aislados que faciliten la concentración para el trabajo individual o en reuniones virtuales.
  • Tecnología y conectividad de primer nivel, que también aseguren la protección de la información que se maneja.

Lección 3. La necesidad de saber desconectar oportunamente del trabajo

Finalmente, Canjura incluyó en esta lista corta de tres lecciones aprendidas del teletrabajo un fenómeno que ya está siendo estudiado por psicólogos y sociólogos, denominado “burnout digital”.

En la práctica, lo anterior se manifiesta en un estado de agotamiento extremo debido a jornadas de trabajo más extensas mientras se permanece en casa, a la dificultad de relajarse al final de cada jornada, e incluso a la falta de sueño. Esas condiciones, a medida que pasa el tiempo, pueden impactar negativamente la productividad y otros aspectos de la salud de los teletrabajadores.

En este contexto, cabe destacar que las mujeres suelen ser las más afectadas debido a la fricción constante que se genera por el cumplimiento simultáneo de las demandas laborales y las familiares.

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